Las chalotas o escalonias (Allium ascalonicum), también llamadas echalotes habitualmente, son de la familia de las liliáceas, igual que la cebolla, el ajo o el puerro. Su apariencia es de unos bulbos rojizos pequeños, pero hay muchas variedades, además de la alargada que es la más habitual, la hay redonda con cuello fino y redonda como las cebollas, y los colores van del blanco, pasando por el gris y llegando al rojo.
Las chalotas o escalonias proceden de Asia central, parece que el origen de su nombre se encuentra en la ciudad de Israel en la que se cultivaba, Ascalón. Actualmente se cultivan en muchos países, y en cada uno se valora una variedad, por ejemplo en Francia prefieren la chalota de forma alargada, mientras que en los Países Bajos cultivan mucho más las chalotas redondas.
Las chalotas o escalonias son muy apreciadas en la cocina tradicional y en la más alta cocina, son muy aromáticas, ofrecen un sabor suave, dulce y delicado que se encuentra entre la cebolla y el ajo. Incluyéndolas en nuestros platos, proporcionaremos un exquisito sabor ligeramente dulce y picante.
Podemos disfrutar de las chalotas en crudo y cocinadas, te encantarán en las ensaladas sustituyendo a las cebolletas o elaborando con ellas una vinagreta. También es habitual confitarlas para acompañar platos de carne o pescado, aperitivos de queso o de foie, es una delicia. Por supuesto, las chalotas son un ingrediente ideal para guisos y salsas, en cualquier caso los platos tendrán un toque de sabor especial.
Evidentemente, sus valores nutricionales son muy positivos, incluso más que las tradicionales cebollas.
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